¡Hola! Hoy os  quiero hablar de un tema que me preocupa y es que mi hija no quiere ir al cole. No es que le cuesta ir o que llore, es que directamente nos dice «No quiero ir al cole«.

Esta frase la dijo por primera vez el segundo día que fue al cole por la noche, antes de dormir. No supe qué contestar y cambié de tema. Actué mal y lo sé.

Esa noche lo estuve pensando, la verdad es que era una situación difícil y había que afrontarla con conciencia. Es por ello que busqué información en varios blogs educativos, pero la mayoría iban dedicados a niños que lo dicen cuando son mayores, no en niños de 3 años. Así que, finalmente, ideé un «plan» que ha dado sus resultados. Os cuento.

Hay que empatizar con ellos

Primero que todo hay que ponerse en su lugar. Para mí fue muy fácil, pensé en los primeros días  que he pasado en un trabajo nuevo y en cómo, al principio, siempre me he sentido un poco incómoda. Un sitio que no conozco, con su rutina ya establecida y un montón de compañeros nuevos. Los primeros días no suelen ser fáciles e incluso puedo decir que la primera semana en un trabajo nuevo no me siento a gusto.

Así es como se siente mi hija. Ya no va a la guardería, va a un colegio nuevo que es enorme. No conoce a nadie, la pobre no ha coincidido con ningún niño de la guarde y, además son 23 niños en clase (en su escuela infantil eran 13). Tiene a una nueva figura de referencia (su maestra) que no conoce. Y por mucho que adaptamos horarios antes de empezar el colegio, pasa 4 horas por la mañana fuera de casa y sin mí.

Seamos sinceros, en parte es normal que la niña no esté a gusto.

Los primeros días

Los tres primeros días de hecho lloró al llegar al colegio, el resto ya no. Pensaba que la cosa ya estaba establecida, pero ella seguía diciendo que no quería ir a la escuela. Estas veces ya estaba preparada y le contestaba. Mi respuesta era sencilla:

«Cariño, sé que no quieres ir y te sientes incómoda porque es un sitio nuevo, pero con el tiempo lo conocerás y te gustará. Papi se va ahora a trabajar y mami a estudiar, tranquila que luego vengo a por ti».

El primer día que le dije eso al salir me dijo «mamá has venido a por mi», solo eso me bastó. Ella ya sabe que por mucho que la dejemos allí, vamos a ir a por ella.

Si os fijáis en la frase me pongo en su lugar y le digo cómo se siente. Es importantísimo que sepan que entendemos como se sienten, esto ayuda un montón incluso durante las rabietas.

Y también hemos acordado acompañarla los dos, al menos hasta que vaya más confiada y conozca mejor el colegio. Es una forma en la que ve que todos salimos de casa juntos, nadie se queda en casa y por tanto no nos puede decir «yo también me quedo». Aunque, obvio, tras dejarla yo vuelvo a casa para estudiar (de momento, en nada hago sesión de biblio).

La figura de la maestra

Por último, un día lo comenté con su maestra. Le pregunté qué tal estaba en clase y me dijo que bien.

Yo le comenté que nos decía que no quería ir y desde ese momento siempre me dice cómo ha estado ella. A mi me viene genial porque me quedo más tranquila y la niña ve que dos personas que pasan tiempo con ella (su maestra y su madre) se preocupan por ella.

Así que esta es la solución que encontré para ese «problemilla» y nos ha funcionado a la perfección. De hecho esta semana ya dice «quiero ir al cole» y, además, sale más contenta cuando voy a por ella.

De todos modos todos los días le preguntamos qué tal el cole y seguimos trabajando con ella el reforzar lo positivo que nos cuenta de su día en la escuela. 

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