De la cuna a la cama. Nuestra experiencia

De la cuna a la cama. Nuestra experiencia

¡Hola! Hace unos meses os publiqué el post Cuándo pasar al niño de la cuna a la cama y en él os conté mis inquietudes con respecto al tema y, a la vez, os comenté una serie de pautas/consejos para llevarlo a cabo. Hoy os quiero contar cómo ha sido nuestra experiencia.

Primero que todo debo comentaros que, como la mayoría de cambios que hemos tenido que afrontar con E, ha sido un proceso paulatino, sin prisas y respetando (siempre) su evolución.

Podríamos decir que el primer paso que dimos con respecto al tema, fue montar en su habitación la cama. Al principio no le hacía mucho caso y solo la usábamos para cambiarla y para leer los cuentos.

Gracias al hecho de leer los cuentos en ella, empezó a interesarse por ella. Era como la zona para leer cuentos. Y siempre que quería que leyéramos un cuento intentaba subir a la cama.

El segundo paso fue comprar la barrera, en nuestro caso compré la Barrera de Babyhome que viene con una luz incorporada. Ésta viene de maravilla para tener una luz a mitad noche si se despierta. Además es abatible, por lo que facilita el hacer la cama y el tumbarse con ella para leer los cuentos.

«Esa cama era para ella»

Tras esto empezamos a decirle que esa cama era para ella y empezamos a dejar sobre ella peluches y muñecos suyos. Le explicamos que nosotros (los papás) dormimos en una cama y que ella se va haciendo mayor y también tiene que dormir en la cama.

Al principio la cosa no quedó clara. Ya que tras los cuentos pedía dormir en la cuna. Nosotros la pasábamos a la cuna, pero le decíamos que también podía dormir en la cama y que, además podía dormir con todos los peluches y muñecos.

Un día nos sorprendió y nos dijo «cuna no, la cama». Así que la acostamos en la cama. Fue la primera noche que durmió en ella, aunque a mitad noche pidió volver a la cuna, pero ya fue todo un paso.

Después de esta experiencia se puso malita y prefería (obvio) la cuna. Era lo que ella ya conocía. Pero tras ese refriado volvió a pedir otra noche la cama. De hecho fueron tres noches seguidas.

Esas tres noches se despertó mucho. No sabemos si fue por el cambio. Pero tuvo bastantes pesadillas.

Así que al cuarto día pidió la cuna y la acostamos en la cuna. Pero al quinto decidió que estaba mejor en la cama. Desde ese día duerme en la cama.

Dejamos la cuna montada durante una semana, pero no volvió a ella. Así que finalmente la desmontamos y en su habitación, ahora mismo, solo está la cama.

Ella misma ha dado el paso

Como veis durante todo el proceso hemos respetado sus decisiones. Ella misma ha sido la que ha dado el paso y se ha visto preparada para dormir ya en la cama.

También debo comentaros que si tal vez la cama estuviera a su altura, la cosa hubiera sido de otra forma. ¿Quién sabe?

Como ya sabéis en el mercado hay camas para niños, las cuales son más pequeñas y más bajitas. Éstas facilitan la autonomía del niño. Ya que él solo se puede acostar y levantar.

Con una cama normal, esto es un poco complicado. Nosotros tenemos la suerte de que tenemos cama-nido y tiene un hueco entre la estructura y el colchón para poder apoyar el pie y subir sola. En el post que os he citado al principio ya os comenté el porqué de esta cama.

Los padres debemos tener en cuenta el tipo de cama que queremos que tenga nuestro hijo. Por supuesto al principio quería que E tuviera una cama más acorde a su estatura y que fomentara (más) su autonomía. Pero después de usar esta me he dado cuenta que ella sola ha encontrado el modo de hacerla suya. Ella sola ha descubierto cómo subir y cómo bajar de ella. Y esto me ha sorprendido mucho.

Es increíble la de cosas que aprenden los niños por ellos mismos si les damos la oportunidad, ¿verdad?

¿Cómo fue vuestro paso de la cuna a la cama?
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